sabor a arrepentimiento

alguna vez en mis aventuras de preparatoriano fui a zocalear con mis cuates, no teniamos nunca mucha lana e ibamos mas a perder el tiempo que a otra cosa realmente, pero un fatidico dia que mi mama habia hecho de desayunar bien podrido, me fui con mis cuates al centro sin tragar y solo tenia en mis bolsillos como 13 pesos, dos rondanas, un chicle reciclado envuelto en un ticket de super, una canica y 3 pelusas.
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, caminamos todo el viaje para que el dinero no se nos fuera en rutas y para colmo pinche solaso que nos hacia ver visiones y yo cagandome de hambre.
Como si fuera un espejismo pasamos por una fuente de sodas que tenia dibujadas unas tortas re-sabrosas o eso parecian, pero al asercarnos mas el olor tan sabroso a grasa de una torta de longaniza con queso me embrujo, creo que hasta estaba sacando la lengua como perro de carniceria, pero volvi a ver mis 13 miserables pesos (que era lo unico de valor que tenia en el bolsillo) y despues de que mi panzita crujio como nunca, guarde mi poca feria ya que no me alcanzaba para la torta que costaba como 22 pesos, ademas de que habiamos ido con la firme intencion de jugar chispas. No la comparti con alguien que pusiera el resto del valor de la torta por que creo que mis cuates tenian menos efectivo que yo, pero aunque el antojo era insoportable, seguimos todos nuestro camino sin saber lo que dios nos habia preparado para el futuro inmediato.
Caminamos por una calle principal del centro de cuernavaca y vimos un indigente que pedia lana, el pobre estaba ya bien viejo, hasta olia a tierra y ya lo reclamaban los gusanos, para colmo lo estaban sembrando en abonos chiquitos por que ya tenia las dos piernitas en el cielo, era un cojo de ambas extremidades y por mas miserable que lo describa en realidad tenia en su charolita de limosnas mas lana que todos juntos y lo notamos todos, por un momento me paso por la mente ya que tambien era medio ciego robarle aunque sea pa´comer algo, pero de inmediato mi lado bueno me hizo reflexionar que ese pobre hombre lo necesitaba para comer de verdad y que yo me estaba llendo de pinta y que si tenia hambre deberia de volver para comer en mi casa, ademas yo tenia sanas mis dos piernas y podia trabajar y ver bien. . . eso era lo que mi lado bueno pensaba mientras que mi lado malo habia pateado ya la charolita con las moneditas y mis cuates empesaron a recogerlas en chinga habia de 5 pesos, de 10 y de pesitos, senti mucha adrenalina mientras recogia lo robado, si ya de por si es dificil hacer algo asi imaginense lo que se siente que todavia el viejito gritaba, "¿que hacen muchachos?" y al ver que por mas que se arrastraba no nos alcansaria jamas, grito . . "ayudame dios mio" (nunca lo olvidare) con una voz desgarradora.

neta que esa torta de chori-queso ha sido la mas amarga que e provado.